jueves, 23 de noviembre de 2006

La casa de la razón perdida

Afuera la maquinaria infernal del mundo se agiganta... adentro, aquí, la otra maquinaria, la del pensamiento, transforma lo lógico en locura... afuera debo ser el payaso que oculta su pena tras una sonrisa dibujada... adentro, aquí, soy el payaso culpable de tantas cosas... tres... que sufre sin saber por qué, que se pregunta por qué el afuera debe ser así... afuera mostrar la chapa de idiota, permitir la burla de los demás, callar cuando se sabe, hablar solo tonteras... adentro, aquí, pensar, querer cambiar al mundo, sortear los obstáculos de la ignorancia... afuera las palabras vanas... adentro el profundo abismo del pensamiento... afuera quiero ser feliz y hacer felices a los demás, afuera quiero que ría el mundo, afuera es un sin sentido, afuera es banal, afuera es efímero, afuera todo muere...todo, nada se salva... pero adentro vuelo en el mar... Afuera la luna se opone al sol robándole su luz... adentro el sol abraza a la luna y le hace el amor... afuera llueve ignorancia, miseria, dolor... adentro llueven ideas, locuras, placeres, extremos, soledades... afuera, una soledad acompañada de gente falsa, infiel, irreal... adentro la soledad de verdad... afuera la locura, adentro... yo... afuera el vértigo, el cielo azul... adentro la calma, el cielo verde, rojo, negro, de colores inimaginables... afuera la locura del hombre, afuera no soy libre, afuera no puedo volar, afuera no se permite el amor, afuera no soy yo, por eso repito mil veces, afuera la locura, adentro...yo
Aquí estoy sin imágenes, con la maquinaria infernal de mis pensamientos, quemando ideas, anunciando la llegada del crepúsculo, estoy velando a un Dios, es el fin, el crepúsculo, “Crepúsculo: Fenómeno atmosférico causado por la reflexión de la luz del sol en las capas superiores de la atmósfera” Eso es, estoy en el momento de reflexión, pero no soy un sol, mas bien soy una nube, oscura, terrible, con agua verdaderamente amarga... “Crepúsculo: cantidad temporal, comienzo y fin de algo, comienzo del día y fin de la noche y viceversa”... es la vida y es la muerte, puesto que no debe existir vida sin una muerte previa, así está escrito por Dios, y determinado por el hombre... ¿o es al revés? Determinado por Dios y escrito por el hombre... no, determinado y escrito por y para el hombre... lo determinado llega siempre a su fin y lo escrito perdura, mis determinaciones no son siempre las vuestras y viceversa... bueno, lo cierto es que estamos velando a un Dios, o asistiendo al parto de uno, es el crepúsculo, principio y fin de todo, la purificación de nuestras almas, el morir cada noche en la soledad de una habitación, y nacer cada día hacia la luz del sol... estamos en la habitación crepuscular, en ese estado de semiconciencia que precede y sigue a la perdida absoluta de la conciencia... estoy en un segundo que no es corto ni largo, que tiene 60 centésimas y tiene infinitas horas, que no es tarde ni temprano, que no es alma ni sustancia, que no es blanco ni negro, ni siquiera gris, es el rojo profundo del infinito, es el azul metálico de una daga que surca los aires en busca de un destino, una víctima, es una mano que mueve la daga asesina de la soledad, es una mano que vuelve el arma contra si misma, es el cero y el trillón, es lo ínfimo y lo absoluto, es un todo que se podría describir como la nada, es ese instante único de vida y muerte, sangre y fuego, paz y odio, verdad y falsedad, es nostalgia por un amor que ya no está, pues ya lo he dicho antes, estamos velando a un Dios, o a uno que así se creyó. Tontos, viejos, destruidos papeles que caen de ninguna parte hasta mi cuerpo, que tienen la escritura de otro tiempo y que de nada sirven... “Hacer que el mundo gire en un estúpido eje biológico, es perturbar el cuento de la eternidad, hacer que nadie caiga en lo lógico, es comprar oro en la vulgaridad, hacer que nadie venga a la vida, es destruir un alma de Dios, hacer morir un alma perdida no es misericordia, es convertir el tiempo en dolor” ¡Mierda!... “El más perfecto de los hombres es aquel que carga con todas las imperfecciones” ¡Boludeces!... “La vida es un misterioso valle de ilusiones agradables” ¡Sin sentido!... “La razón es por sobre todas las cosas el alma de nuestra existencia” ¡Irracional!... “El corazón es el instrumento de la inspiración del hombre” ¡Brutal!... “La traición es la peor enfermedad que padecemos” ¡Mentira!... “El odio es el padre natural de todos los males” ¡Más mierda!... “La ternura es la mirada simple de cada niño que sufre” ¡Los grandes también sufren!... “El dolor es una oscura garra que nos atrapa cuando menos lo esperamos” ¡Eso no es el dolor!... “La soledad es una... La soledad es... La soledad...” ¡Es una alegría que culmina en la muerte! Y allí estaremos aún más solos, nadie nos va a salvar de esa soledad por los siglos de los siglos, nadie nos va a amar en esa amarga soledad, silente soledad, sin amor, ni odio, ni vida, ni traición, ni razón, ni corazón, ni alma, ni amor, ni amor... por lo menos me consuela la idea de poder amar más allá de la muerte y quisiera morir para no escuchar más a mi cerebro pidiendo respuestas, sino ser un ente guiado sólo por el corazón, o el alma, o lo que sea que mueve nuestros sentimientos... del corazón a la razón hay grandes diferencias, mi corazón me dice que amo mas que a nada en el mundo, y mi razón me dice que no, mi corazón me dice que aún conservo la vida, y la razón me pide que haga justicia, con estas manos cobardes que jamás se atreverán a darme muerte, mi corazón me pide que no lo olvide y escuche sus latidos, y mi mente grita que devenga sordo ciego y mudo, mi corazón me dice que la amo... y sí, ¿De qué se puede tratar esta historia si no es del amor? Pero mi mente me aúlla el grito del olvido en los oídos y me pide que no haga caso de mis sentimientos... es tan solo una historia de corazones y razones, donde ya no sé que hacer, pues creo haber perdido ambas cosas, tanto al corazón que ya no puede latir, como a la razón que vuela lejos de mí, tan lejos como el sol, tan lejos como esa luz que veo en la penumbra, en la lejanía tan cercana de este lugar, tan solo una luz es lo más concreto que tengo para aferrarme, pero no sé que significa, que será, o que misterio oculta aquella luz que sólo yo y mi mente vemos, allí, lejos, allí, cerca, allí, donde pierdo mis ansias, mi amor, mi cuerpo y alma, allí está esa luz que no sé quién o qué cosa es... podría ser la luz de la calle, o del final, la luz del sol o del amor, ese terrible sentimiento que me castra la existencia y me entrega a la muerte, pues hoy lamentablemente muero, sin morir, yo muero, caigo en este lugar que tiene dejos de infierno terrible y de paraíso terrenal... pocas cosas reconozco, sólo algunos elementos de creación, o mejor dicho, algunos elementos eternos, muy pocas cosas concretas, amigos, o lo que sean, bueno, los voy a llamar “amigos” , aunque no lo sean, aunque ya no me queden amigos a mi alrededor... ¡Amigos! Esos que no puedo ver ni sentir, pero que sé que están... les voy a describir mi prisión, mi infierno, mi crepúsculo, mi purgatorio, eso, quizás sea el purgatorio amargo de mi soledad, o solo mi mente, no sé... Bien, hay poco, vengan, visiten mi casa, mi nueva casa, la casa de la razón perdida, en ella pueden encontrar: Tierra, si, aquí, debajo de mis talones hay tierra ¿La ven? Bueno, aunque no la vean está aquí, y quizás con esta tierra me atreva a construir una montaña, como las que vengo construyendo a través de toda mi vida, pero ¡Amigos! Yo me pregunto ¿Para qué construir montañas si ya no quedan aventureros ni soñadores que las escalen? Bien, volviendo al tema, hay tierra, ese elemento que se desnuda en polvo, en lo que somos todos, que paradoja, está bajo mis pies y yo realmente querría que estuviese cubriendo mi féretro... también hay fuego, el elemento de la destrucción, pero también de la vida, qué increíble, estoy viviendo en una gran paradoja, pero aquí no hay destino, hasta ahora solo estoy yo y dos elementos de la naturaleza, lo demás es abstracto, destructible, y quizás ilusorio, ja, ilusión, ilusiones, me ilusiono ¿Y vivo?... no, me ilusiono y muero, si, así es la vida, o era, te doy, te quito, la primera te la regalo, la segunda te la vendo, la tercera... ja, no hay tercera en la vida, no hay vida aquí, eso ya lo sé, sólo dos elementos naturales no tan naturales, una luz estúpida y perdida, y abstracciones... ¡Ah! Y creo que también estoy yo, solo, como siempre, como nunca... Amigos míos, o de otro, ya no lo sé, si no sé ni quién soy, en este lugar de nada sirve seguir, ¿Qué quieren que les diga? ¿Qué puedo contar yo? ¿Sueños? si, eso si, porque tengo muchas historias que no le sirven a nadie... Había una vez un... un... un... yo, y una, una luz, como la que veo y no comprendo... amaba a esa luz, no sé por qué mágico misterio empecé a sentir cada vez más fuerte este amor, crecía. Ella, esa luz, tan pequeña, tan frágil, tan bella, tan simple que no podría dañar a nada ni a nadie, era... ...era mi respiración, mi naturaleza muerta, mi todo, y la empecé a amar, y tenía todo el uso de mi razón en ese instante, y dejé todo por acercarme, dejé de pensar en el mundo, dejé de soñar con un futuro para mi para empezar a soñar junto a ella, a mi luz, a mi naturaleza muerta, pero no estaba muerta, era perfecta como una pintura, era un cuadro, allí la vi por primera vez, en un cuadro, si, ahora recuerdo, era igual al cuadro de “Las niñas al piano”, creo que de Gauguín, ¿O de Renoir?... claro, era ella, mi luz, mi naturaleza muerta, ahora me doy cuenta, pero ¿Cuál de las dos niñas era?... No importa... esa niña que me deslumbró, que me enamoró, como la Mancini de Rostand primero me dijo no, y yo le hablé de rosas y de espinas, era una rosa, y yo un vulgar ladrón que fue herido por sus espinas... le hablé de amor y dijo no, le hablé de mi y dijo ¡No!... le hablé, le hablé, le hablé luego de ya haber sufrido antes por ella y dijo... ¡No!... quise besarla pero no lo pude hacer, porque habría dicho ¡No!... le dije que lucharía por su amor y aún así dijo ¡No!... pasó el tiempo, no nos vimos, si nos vimos, luego no nos vimos, y cuando nos volvimos a ver, ese amor que crecía dentro de mi había llegado a los confines de su madurez para ser un monstruo, como el que ahora soy yo, la amaba más, mas, mas... y por fin dijo ¡Si!, y fui feliz, muy feliz, comencé a vivir, para mí y para ella y ya no quería morir, hice concesiones y las adoré, tuve que cambiar y lo amé... Amigos... me amó, esa luz me amó al fin... ... pero los fantasmas del pasado regresaron para matar al amor, como lo han hecho siempre en mi vida, pero no lo mataron en mi, sino en ella, y eso duele más... no quiso verme sufrir y pidió tiempo, pero en este pozo el tiempo no existe, ni el espacio... Einstein estaría muy feliz de estar aquí... Bueno, el resto de la historia, es simple, jamás volvió, jamás... y yo... ¿Qué culpas le puedo echar? Creo que debería estar contento porque alguien en esta vida me amó, aunque sea un pequeño instante, aunque sea sólo para venderme una vana ilusión, aunque sea para darme motivo para seguir... ¿Cómo?... no sé amigos... pero ya sé que es esa luz, esa luz soy yo, renaciendo de las cenizas del dolor como el Fénix, surgiendo de lo que tocó fondo, amigos, en la vida no caemos, sólo tomamos impulso para saltar más alto, hacia el cielo... No... Hacia la próxima montaña que vamos a construir y vamos a escalar con nuestros sueños de seguir, y que alguien, quizás la flecha ardiente del destino, volverá a demoler algún día no tan lejano, y volveremos a caer en el abismo oscuro del dolor y la soledad, pero volveremos a saltar aún más alto, hacia la próxima montaña, y así hasta ser felices, o hasta encontrar finalmente a la muerte, y entonces saltar por encima de toda elevación terrestre y flotar hacia el éter, hacia el cielo, hacia la eternidad, ¡Amor, gracias! ¡Te amo! Y quizás algún día podamos construir juntos otra montaña y comenzar a saltar de a dos, ¡Amor! ¡Amor!... ...El amor, que palabra absurda para comenzar algo, una victoria que sin saberlo se desnuda en el Apocalipsis, una vez dije que no quería construir montañas porque ya no quedan aventureros ni soñadores que las escalen, y así es, pues he construido una montaña con el cimiento del amor... y cayó, he construido la montaña más alta que podría construirse... y cayó, otra vez la aguda flecha del destino se hace fuego en el aire y atraviesa mi cuerpo herido, otra vez estoy parado sobre el filo del abismo y caigo, profundo, a un océano de muerte, otra vez la montaña ante la ira de los dioses, que hoy estoy velando, cae bajo mis pies descalzos, si, como los pies de los muertos, otra vez, por enésima vez la montaña de sueños cae al mar, al abismo de mis emociones, al mar absurdo de mis ideas, al sinfín de mis pensamientos... en resumen, al dolor más profundo de este mundo, otra vez mi cuerpo, mi alma, mi ser, mi todo está en la penúmbrica luz del infierno, donde no sirve ahogar las penas, donde es inútil ocultar el dolor tras una ilusión, otra vez, como dijo el Comandante, otra vez el costillar de Rocinante bajo mis talones, otra vez morir como en los himnos, otra vez Hikmet, “con la pesadumbre de un canto inconcluso”, otra vez... sufrir la soledad, y aquí estoy velando a quien se creyó Dios, viendo el crepúsculo de quien no sufre nada, y como dijo aquel amigo entrañable que jamás he conocido, pero que me acompaña en esta oscuridad terrible, otra vez amante, mas no para su bien, poeta, sin musa a quien amar, navegante aéreo que vuela en un barco pirata del que ni siquiera es capitán, que vuela otra vez con las alas del tiempo tal vez sin saber adónde irá a parar su cuerpo, otra vez juzgado por el pasado que vuelve a condenar la vida sin dar aún la muerte, otra vez anhelar la partida, otra vez ofrendar el alma, otra vez, y ya van tantas... tres ... quisiera, amigos míos, describir el ambiente, pero ni vuestros ojos ni los míos ya reconocen nada humano, nada real, nada abstracto conocido aún, podría decirse que por una vez en la vida soy un visionario, podría decirse que por una vez he visto algo yo solo, podría decirse que por una... que por una... una luz, eso lo reconozco, hay una luz, me mira, la conozco, es un alma, es el alma de alguien, pero como en este lugar no existe tiempo, ni distancia, ni cuerpo, ni cosas palpables, ni sentidos, ninguno de ellos, podría decirse que es un fantasma, pero no, no tengo miedo, podría ser Dios, pero no es esto el cielo, en el cielo no podría yo llorar, como ahora, en el cielo debería reír, debería ser etéreo, debería no sufrir, debería tener alas y volar, volar, volar, volar... debería morir... ... ... Está lejos, es lo único que puedo describir, pero no sé qué es, tengo la esperanza de que sea su mano bajando a este infierno, tengo la esperanza de que tomará alguna parte de mi cuerpo y me hará volver de estos terribles confines de la locura... tengo la esperanza de que tomará, aunque más no sea, un cabello mío y lo aplastará contra su cuerpo, y me dirá ¡Te amo!, tengo la esperanza de volver de este infierno y ser libre, y correr, y vivir, y morir feliz, tengo la esperanza hecha pedazos, tengo... Nada... tengo la certeza de que no lo hará... tengo lágrimas que arden en la penumbra y mueren en el infinito sin saber por qué las lloran, por qué razón recorren el espacio, por qué motivo son tan amargas... ¿Por qué no muero?... ... ...Una luz es tan poco para crear un mundo, una luz es tan efímera como el amor, una luz, podría yo morir por una luz, una luz como la de sus ojos, una luz temible como su adiós, una luz oscura como mis secretos, una luz que quema mis dolores... eso no es una luz, es un sol, pues tanto es mi dolor que toda la luz del universo no podría calmarlo... ... esa luz me intriga tanto que mi cabeza da vueltas, gira en un eje imaginario, ya soporté tres muertes en esto del amor, no, no son tres, son muchas más, todo lo que toco se transforma en algo, todo lo que toco... Dios, ya no quiero tocar más nada en este mundo, todo lo que toco se transforma en una triste canción que me pide que cambie, ese viejo Long Play que nace con mis pecados, con mis cobardías, con mis complejos, con mis verdades y mentiras, ese disco que me repite una y otra vez la misma historia, ese disco es una Remake de mi desgracia, y aquí voy nuevamente, no me gusta la locura, aunque digan que los locos conocen la verdad y no sufren, no me gusta la mentira de esta vida, no me gusta la soledad ni la penumbra, ni esa única luz que veo al final de éste túnel, que espero sea el de la muerte... mis fantasmas ya no están, han partido a morir en soledad y en paz, mi cuerpo es como si no estuviera presente, así que no lo puedo considerar, y mi mente roza los bordes de la locura... pero desde el interior intenta escapar, intenta sanar, intenta cauterizar la herida con ese fuego sagrado del amor, pero el frío del témpano del dolor lo apaga, lo hace humo y lo desvanece en el viento, en el agua... ... hay viento, y llueve, lo siento en alguna parte de mi cuerpo, en algún sector desconocido... Luz, agua y viento, ¿Qué será? ¿Dónde estoy? ¿Será el sulfuroso viento del infierno? No, hay lluvia, es el mar, el viento de mar, y la luz es un barco, en medio de una tormenta, aquí se cierra el ciclo los cuatro elementos han pasado frente a mí, y el fuego muere ante el agua, y el agua en barro transforma a la tierra, y luego el viento seca todo y desata nuevamente el fuego es el ciclo de la vida y la muerte es comienzo y final, es el crepúsculo lo único que queda luego de todo, el crepúsculo es todo, todo... esa luz, aún está allí, es un barco, ¿Será mi Gardenia? El barco de Dios, que viene a rescatarme y a sacarme de esta miseria... ¡No! Es el barco del amor, al fin, pero no está aquí, pasa lejos, navega hacia el corazón de mi amada... ¡Hey! ¡Hey! ¡Díganle que estoy acá! Que la espero, que sufro, díganle que todo lo puedo cambiar, díganle que vuelva, díganle que nada en el mundo se puede comparar a ella, díganle que muero, pero no muero aún y eso es más terrible, díganle que me tire una cuerda... díganle que la amo más allá de toda diferencia, díganle que es toda mi poesía, mi musa, mi Dios, mi arte, mi dolor, mis sueños, mi barco, mi ilusión, mi barco, se va, mi barco, mi ilusión, mi amor, te extraño, mi amor... ¡Díganle!... ¡Díganle que la amo!... díganle que no lo quise hacer, que fue un impulso, como tantas otras veces... Díganle que su sangre tiene colores extraños para mí, díganle que no soporto a mi conciencia, que no se preocupe, que Dios me va a castigar, díganle que fue un acto de amor que me comprenda, que el amor a veces tiene que morir para ser eterno, que me entienda, díganle que la amo y que la voy a amar aún desde el infierno... díganle este barco ya naufragó, díganle que no sufra, que yo cargo con todo su dolor, díganle, que no vuelvo, que la locura me venció... Díganle... díganle... Adiós.

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